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¿Qué es una revelación de Dios?
Para los cristianos católicos la revelación es un acto de Dios por el cual se revela a los hombres, ya sea de manera natural o sobrenatural. En el cristianismo la revelación divina sobrenatural consiste específicamente en las verdades teológicas transmitidas por la Sagrada Tradición y las Sagradas Escrituras.
¿Cómo llega la revelación de Dios hacia nosotros?
La Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición son dos caños de una misma fuente. Para que esta revelación pueda llegar hasta nosotros sin que se desvirtúe la Iglesia se hace garante, con el auxilio del Espíritu Santo, a través del Magisterio.
¿Quién es la revelación plena de Dios?
Los Evangelios sinópticos presentan a Jesús como Aquel que con autoridad revela el proyecto de Dios, su eterna voluntad de salvación pa- ra todas y todos; proyecto que se expresa y se condensa en el Reinado de Dios, del cual el mismo Jesucristo inaugura y es portador.
¿Dónde se encuentra la revelación?
¿Dónde se encuentra la Revelación? La Revelación -también llamada Doctrina cristiana o Depósito de la fe- se encuentra en la Sagrada Escritura y en la Tradición. ¿A quién fue confiada la Revelación? Jesucristo confió la Revelación a la Iglesia Católica.
¿Cuál es la esencia de la revelación?
La esencia de la Revelación radica en el hecho de que es la comunicación directa de Dios al hombre. El modo de expresión, sin embargo, puede ser mediato. La Revelación no deja de ser tal si el mensaje divino nos es transmitido por un profeta, quien es el único que recibe la comunicación inmediata.
¿Cuál es el modo de expresión de la revelación?
El modo de expresión, sin embargo, puede ser mediato. La Revelación no deja de ser tal si el mensaje divino nos es transmitido por un profeta, quien es el único que recibe la comunicación inmediata. Esto es, sucintamente, lo que dice de la Revelación el Concilio Vaticano I en su Constitución dogmática «De Fide Catholica».
¿Qué es la revelación de las verdades de la ley natural?
(1) La revelación de las verdades de la ley natural ciertamente no es inconsistente con la sabiduría de Dios. Él creó al hombre de manera de concederle dotes ampliamente suficientes para que alcance su fin último. Si hubiera sido de otra manera, la creación habría sido imperfecta.