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¿Cómo le digo a mis padres que quiero dejar la carrera?
Cambiar de carrera: ¿cómo se lo digo a mis padres?
- ¿Te asusta decirles a tus padres que quieres cambiar de carrera?
- Tener las cosas claras.
- Si estás decidido.
- Practicar la conversación.
- Controla la situación.
- Sé asertivo y negocia.
- No te pongas nervioso o te enfades.
- Da margen para que lo asimilen.
¿Cómo saber si debo abandonar mi carrera?
Señales de equivocarse de carrera
- Prefieres otras asignaturas.
- Obtienes malos resultados.
- Lentitud al captar conceptos.
- No te proyectas en la carrera.
- Tienes facilidad con las asignaturas complementarias.
- Padeces síntomas físicos.
- No te interesa ejercer la profesión.
- Estudias esa carrera por motivación ajena.
¿Cómo y cuándo deben irse tus hijos de casa?
La obligación por estudio va hasta los 25 años, a menos que los padres decidan extenderla. Recomienda Fradique revisar si el hijo que está en casa pasada las edades mencionadas es solidario y respetuoso con los papás, y si por lo tanto ellos aceptan que viva y comparta su hogar.
¿Cómo convencer a tus padres?
Elige por qué cosas presionar. Al igual que tus padres eligen sus batallas cuando se trata de lo que haces, debes decidir qué cosas quieres que ellos te den cuando trates de convencerlos. Es decir, si los presionas por todo, es más probable que ellos difieran y te digan “no”.
¿Cómo hacer que tus padres te compren lo que quieres?
Si haces la planificación debida para tu solicitud, quizás puedas hacer que tus padres cedan y te compren lo que deseas. Siempre demuestra respeto hacia ellos y nunca seas cruel o grosero si no obtienes lo que quieres. Reflexiona acerca de lo que pides.
¿Cómo ayudar a que tus padres comprendan cómo te sientes por el tema?
Una forma de ayudar a que tus padres comprendan cómo te sientes por el tema es discutir tus sentimientos y pensamientos con ellos francamente. Eso no significa que les insistas constantemente para que cambien de opinión.
¿Cómo conseguir que tus padres te dejen salir más?
En su lugar, debes tener un diálogo abierto sobre la razón por la que te sientes de esa forma. Por ejemplo, si tratas de conseguir que tus padres te dejen salir más, no digas lo siguiente: “Ustedes son horribles. Tienen que cambiar su decisión”.