¿Cuál es la situación de un padre encarcelado?
Se parte de una situación en la que el padre se encuentra encarcelado, con condena no firme, por un delito continuado de amenazas en el ámbito familiar (amenazó con rajar a su pareja y desfigurarle la cara, en presencia de los hijos menores de edad).
¿Es posible quitar la guarda de los hijos a uno de los padres?
El hecho de que unas determinadas circunstancias lleven a quitar la guarda de los hijos a uno de los padres no implica que pasado el tiempo, y modificadas las condiciones, el progenitor no pueda ver cómo se le reintegra. Son dos conceptos jurídicos muy distintos, pero que muchas personas confunden.
¿Qué pasa si el padre o la madre se traslada a otro lugar de residencia?
Si el padre o la madre que tiene la custodia se traslada a otro lugar de residencia (por trabajo o por cualquier otra causa) y la vida de sus hijos va a cambiar por ello de forma sustancial, el otro progenitor podría pedir la custodia y serle concedida.
¿Qué hacer si los padres no llevan a sus niños en el coche?
Por ejemplo, la Fiscalía de Seguridad Vial propuso hace unos años que cuando los padres fueran multados hasta en tres ocasiones por no llevar a sus niños en el coche con el sistema de retención apropiado, fueran examinados por el Fiscal de Menores y se valorase tomar medidas de protección, como vigilancia protectora o la suspensión de tutela. 3.
¿Qué enseña el papá a los padres de familia?
Es decir, el papá les enseña la virtud y el valor humano del trabajo. Un padre de familia necesita poner mucho interés al realizarlo -cualquiera que este sea- bien hecho.
¿Qué observan los hijos en los padres?
Si algo observan los hijos en los padres es su forma de trabajar. Es decir, el papá les enseña la virtud y el valor humano del trabajo. Un padre de familia necesita poner mucho interés al realizarlo -cualquiera que este sea- bien hecho.
¿Por qué no podemos pegar a nuestros hijos para educarles?
A dónde vamos a llegar, dicen, si ya no podemos pegar a nuestros hijos…para educarles. La sociedad es violenta porque sigue habiendo una normalización del maltrato, una dosis que nos corre por las venas y que fue inoculada con la permisividad del empujón, el tirón de orejas, la colleja, el azote y la bofetada.